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Messaggi Don Orione
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Nella foto: Statua di San Luigi Orione nella Basilica di San Pitero.
Pubblicato in: Traducido por Teofilo Calvo Perez

Miércoles, 25 de junio de 2008, el Papa Benedicto ha bendecido, a las 10.15 de la mañana la estatua de San Luis Orione, colocada en un nicho de la basílica de San Pedro.

La ceremonia, 25 de junio de 2008, ha sido el epílogo de las iniciativas que la pequeña Obra de la Divina Providencia ha promovido a partir de la canonización del fundador que tuvo lugar el 16 de mayo de 2004. En esa ocasión, Juan Pablo II definió a San Luis Orione como un “estratega de la caridad, hombre totalmente entregado a la causa de Cristo y de su Reino, convencido de que sólo la caridad salvará al mundo”.

El escultor elegido para realizar la obra, en mármol blanco de Carrara, ha sido Alessandro Romano. La estatua tiene una altura de 5.45 metros y un peso de 23 toneladas.
Don Orione está representando caminando, con el paso hacia adelante, en el acto de acompañar fuera de los escombros de la pobreza a un muchacho sobre el que posa amablemente la mano en la cabeza, mientras que con la otra mano sujeta e indica el evangelio sobre el que destaca la frase 'Sólo la caridad salvará al mundo'. Es un poco la síntesis de su vida y de su carisma.

El contexto de la bendición de la estatua ha sido el de la anual Fiesta del Papa, iniciada con el convenio de estudio tenido en la Universidad de Génova del 20 al 22 de junio sobre el tema “La ayuda a la vida débil como educación a la civilización del amor”. El pueblo orionista fue convocado a Roma para la ocasión y acudieron de todas las partes de Italia con representación también de otras naciones.

La ceremonia de bendición de la estatua se ha desarrollado al lado del nicho exterior de la basílica donde ha sido colocada. El Papa Benedetto XVI ha llegado con puntualidad, a las 10.15 realizando el breve rito, asistido por el secretario personal Georg Ganswein y por el ceremoniero Guido Marini. Ha admirado la estatua y se ha entretenido con cordialidad saludando personalmente a alguno de los presentes.

Entre los eclesiásticos estaban presentes el Carda. Angelo Comastri, el arzobispo James Michael Harvey, los obispos Vittorio Lanzani, Carlo De Nicolò, el orionista Andrea Gemma, Sergio Pagano originario de Tortona. No han faltado los alcaldes de algunas ciudades ligadas a San Luis Orione, entre ellos Scaglia de Pontecurone, Marguati de Tortona y Alemanno de Roma y otros representantes de la sociedad civil.

La jornada había comenzado a las 9.00 con la celebración de una solemne Misa de agradecimiento en la basílica de San Pietro presidida por el cardenal Angelo Comastri, gran admirador de Don Orione y de su Pequeña Obra. Ha indicado que propiamente en la santidad, expresada en la humildad y la caridad, está la grandeza del "apóstol de la caridad". Con palabras simples y cálidas de fe nos ha recordado a todos que “hay un nicho de santidad para cada uno de nosotros y no hay que dejarla vacía”. El número de peregrinos presentes en la basílica era de cerca de 3.000 personas.

El último acto de la jornada, después de la bendición de la estatua, ha sido la audiencia general del Papa, en la que Benedicto XVI, recordando la bendición de la estatua apenas concluida, ha dicho: "Con gran afecto saludo ahora al buen grupo de la Familia Orionista, gozosamente reunida entorno al Vicario de Cristo para celebrar la fiesta del Papa. La inauguración de la estatua de su Fundador constituya, abra todos sus hijos espirituales, un renovado estímulo a proseguir sobre el camino trazado por San Luis Orione especialmente para llevar al Sucesor de Pedro – como decía él mismo – "a los pequeños, a las clases humildes, a los pobres trabajadores y a los descartes de la vida que son los más queridos por Cristo y los verdaderos tesoros de la Iglesia de Jesucristo".

 

EL ESCULTOR HABLA DE SU ESTATUA

“Son reflexiones sobre San Luis Orione para ilustrar también con palabras lo que he realizado en el mármol, para ayudar a entender mejor lo contenido en la obra.

Describir los carismas de este extraordinario personaje ha sido una empresa verdaderamente trabajosa, un hombre increíble, un hombre que cumple empresas que para cualquier otro hubiesen parecido imposibles.

Sin medios de ningún tipo, armado solamente, tanto para decir, de una sólida e inquebrantable fe en la Caridad y en el Espíritu Santo, armado con la certeza de que quien lucha para el Señor no será abandonado, Don Orione ha cumplido lo que todos nosotros sabemos. Si pensamos en lo que hizo en los dos grandes terremotos que destruyeron las ciudades de Messina y Avezzano, o a todas las realidades que todavía existen y prosperan en su nombre, en todo el mundo: ¿cómo no reconocer que el pan del evangelio es la caridad y que eso es lo que le ha guiado durante toda la existencia?

Todas estas reflexiones son la base sobre las que he elaborado la imagen que ahora ustedes pueden ver esculpida en un bloque único de mármol blanco de Carrara.

El personaje está representado en movimiento, como él ha pasado toda su vida, tiene en la mano derecha el Evangelio, de cuyas páginas emerge en relieve una frase que él usaba a menudo “SÓLO LA CARIDAD SALVARÁ AL MUNDO”, una frase que invita al observador a una profunda reflexión. Con la mano izquierda acompaña fuera de los escombros del terremoto y de la vida a un niño que ha logrado sobrevivir al terrible sismo. El gesto está lleno de afecto y de dulzura, la mano sobre la cabeza quiere ser una paternal invitación a no temer por el futuro y a ser sereno y confiado, porque ahora hay alguien que se ocupa de él no sólo por la nutrición del cuerpo – el pan – sino también y sobre todo por la nutrición del alma – evangelio –. El niño responde a este amor gratuito, con una actitud afectuosa, se apoya en el cuerpo del Santo y con la mano derecha señala al Evangelio anunciando un afecto que tal vez esté naciendo y que no se detendrá. Con la mano izquierda acaricia un morral que lleva colgado y que tal vez abandonará habiendo encontrado confianza en el Santo.

Para concluir quisiera detener su atención en el zapato viejo y desgastado que sobre sale de la túnica del santo, ha querido ser realizada así, porque quería llevar la atención del espectador al episodio de la exhumación: ustedes ya saben que no fue posible sustituir esos zapatos viejos en la reliquia del cuerpo porque los nuevos no lograron quedarse en sus pies. Esto a mi manera de ver, ha de ser leída como una posterior y paterna, aunque severa advertencia dirigido a nuestra sociedad donde los desprecios, la vanidad y los egoísmos personales corren el riesgo de dejar la caridad en un segundo plano”.

 

¿QUÉ RECUERDO?

De esta jornada festiva, sobre todo recuerdo la emoción de ver a la familia orionista presente y numerosa: los peregrinos llegados de modo organizado eran unos 3.000. He visto los ojos chispeantes, percibido las emociones y el entusiasmo de tantos “hijos de un Santo”.

Recuerdo la bella celebración eucarística en el altar de la Cátedra de San Pedro y la amabilidad del Cardenal Ángelo Comastri al recordar a Don Orione y de los no pocos orionistas conocidos personalmente, particularmente a Don Magnani y Don Degaudenz.

Recuerdo el momento de la bendición de la estatua, con el velo que baja y nos deja ver a nuestro Don Orione en el blanco fulgor del mármol resaltado por el Sol. Y justo después la oración del Papa y la bendición. Sólo unas 300 personas estaban presentes en aquel momento. Sólo una veintena han podido saludar y decir algo al Papa. Revivo el gesto distendido y gozoso del Papa que, al verme, alargó los brazos, me llama por el nombre y recuerda los años trascurridos con él en el Vaticano. Tengo presente las palabras y la conmoción del anciano Don Antonio Dalmasso, que representaba a tantos generosos misioneros orionistas en el mundo, o la del Hermano Gigi Simioni, en nombre de todos los Hermanos, de Sor María Irene, superiora general PSMC, en una silla con un pie enyesado, de Felice Salis, presidente de los ex alumnos.

Y aún recuerdo la audiencia general, bajo un sol espléndido y caluroso, contentos de estar allí para agradecer al Papa que nos ha saludado diciéndonos que “la inauguración de la estatua de su fundador sea para todos sus hijos espirituales, un renovado estímulo para continuar en el camino trazado por San Luis Orione”.

Ya, “proseguir por el camino trazado por Don Orione”, nos ha dicho Benedicto XVI, el papa de la encíclica Deus caritas est.

El camino de Don Orione ha sido también plasmado también en el mármol donde Don Orione asoma el paso hacia adelante acompañando a un muchacho fuera de los escombros de la pobreza y mostrando el Evangelio. “Curas de estola y de trabajo”, “nuestra predicación es la caridad”, “llevar a los pequeños, a los pobres, al pueblo a la Iglesia y al Papa para instaurarlo todo en Cristo mediante las obras de la caridad”: la vida y el mensaje de Don Orione serán recordados por siempre en esa estatua.

El camino de Don Orione continúa todavía hoy en nuestros pasos solidarios con los hermanos necesitados de ayuda y de Dios. “¿Y nosotros con qué paso andaremos?”, preguntaba un día Don Orione a sus clérigos y cohermanos. “¡Es necesario que cada uno entienda que nosotros caminaremos con un paso apostólico! ¡No sólo con paso cristiano, sino con paso apostólico!”.

El monumento es una advertencia: “Sólo la caridad salvará al mundo”.

 

SIGNIFICADO DE LA ESTATUA EN SAN PIETRO

La estatua en San Pietro es el don de máximo reconocimiento que se pudiese tributar a Don Orione. Es un corolario privilegiado que se integra en la misma canonización del 16 de mayo de 2004. Estatuas se han hecho y se seguirán haciendo muchas en muchos lugares, de distinto valor y de todos los costes, pero, en San Pedro, una estatua de Don Orione tiene un valor único y sin parangón.

La estatua en San Pietro no es sólo "para verla"; será compartida y se volverá popular, en fotos, en imágenes de TV, vídeo, usada en publicaciones: Queda como símbolo amplio y universal. Servirá como modelo típico para hacer otras estatuas de Don Orione para difundir en todo el mundo, en el sentido de que será noble referencia y reconocida por todos. En resumen que la estatua de San Pedro no sirve sólo para ser vista en el nicho por los visitantes, muchos o pocos.

La estatua en San Pedro tiene un reflejo de mensaje estable y de amplia resonancia, también porque entra en la estructura del lugar de culto cristiano más emblemático y conocido del mundo. Formará parte de artículos y libros de estudio que hablen de San Pedro y llegará a personas que de otro modo no llegaría su figura, también de otras religiones o que buscan otros intereses.

El símbolo de una estatua de Don Orione en ese lugar tiene resonancias grandes y estables; lanza un mensaje y una catequesis incalculables. Es un símbolo elocuente, perenne, concreto, colectivo de la caridad eclesializadora del carisma orionista expresada en su dimensión papalina y en la dimensión caritativa.

Es significativo que la bendición de la estatua haya ocurrido en el contexto de la Fiesta del Papa y acompañada de la casi contemporánea inauguración de dos obras de caridad en Génova: El abrazo de Don Orione (una casa familia para recién nacidos en situación de abandonados) y el Centro Boggiano Pico (para la ayuda de personas con discapacidad y ancianos).

Ahora que la estatua de Don Orione está allí, en San Pedro, todos nos sentiremos con él a los pies del "Cupolone" y, contemporáneamente, todos, esparcidos por el mundo, nos sentiremos comprometidos en completar esa tropa de pequeños, pobres y pueblo a quienes hemos de llevar a la Iglesia y al Papa.

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