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Messaggi Don Orione
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Nella foto: Don Orione predica en Claypole el 12 de septiembre de 1937
Autore: Enzo Giustozzi
Pubblicato in: Revista DON ORIONE (Buenos Aires) V(2002) n.22, p.23

Las profecias no siempre son predicciones del futuro. Entre curiosidad y respecto, fé y realismo.

SOBRE LAS PROFECIAS DE DON ORIONE

Enzo Giustozzi



En los últimos meses recibimos varios mensajes solicitando información sobre las denominadas "profecías" de Don Orione. Y como el tema despierta siempre curiosidad y pocas veces una respuesta concreta, nos decidimos a intentarlo.

Cuando se suele preguntar por las "profecías" de Don Orione, en realidad habría que hablar mas bien de "predicciones", que no es lo mismo, aunque suelen ir juntas.
La profecía es un mensaje de parte de Dios para el presente del pueblo de Dios y del profeta, no tanto del futuro.
La predicción, en cambio, es un anuncio de algo futuro, sí, pero no infalible y "matematico", sino condicional ("si ustedes no se convierten va a suceder que...., pero si se convierten...”) y al servicio del mensaje central de conversión, que es para el presente. Por tanto hay que recordar siempre que la predicción hacia el futuro no es lo central de la profecía, sino su "adorno", su acompanamiento.
Entonces, si de predicciones hablamos, tenemos lo siguiente:

En el libro "Los Panfletos", publicado en 1955, que recoge los "panfletos" anti-peronistas de la época, uno de ellos dice lo siguiente:
1- Violenta y dramatica persecución a la Iglesia.
2- Profanación y destrucción de los templos y Iglesias de la capital.
3- Correrà el da de la sangre (día tragico para todo el país).
4- Deceso del Primado de la Iglesia argentina y asesinato de sacerdotes, religiosos y monjas.
5- Caída de los idolos de barro endiosados (el presidente perseguidor morirà ahorcado junto a varios de sus correligionarios).
6- La salvación vendrà como un reguero, del centro de la República Argentina, y de entre tanta sangre, que lavara tanta culpa, nacera una flor: "Una Argentina cristiana y floreciente". La paz y la tranquilidad renacerán para una fiesta de la Virgen y un gran hombre civil católico gobernarà el país brillantemente, mientras que un obispo celoso regirá los espíritus santamente, habra paz y prosperidad muchos anos, pues el Senor se ha acordado de este país desde aquella noche memorable del Congreso Eucaristico de 1934."


El escritor -ya fallecido- Juan Carlos Moreno relata que en 1946 el P José Dutto le habría dicho: "Yo mismo se lo oí decir con estas orejas: Pobre Cardenal, que antes de morir verá quemadas sus iglesias'." Por su parte, el cardenal Copello le dijo a algunos religiosos de Don Orione -estudiantes- en Roma en 1956, que era profecía no se había cumplido porque ninguna de las Iglesias quemadas la había construido él...

Entonces, si la pregunta recae en si en realidad lo mas arriba citado se cumplió o no, es un punto de vista demasiado parcial porque reduce el mensaje profético a una simple cuestión de “datos", cuando el mensaje es siempre un llamado a la conversión ante circunstancias históricas concretas (el tema de la quema de las iglesias, por ejempio, podría tener que ver con un cierto triunfalismo consiguiente al enorme éxito que fue el Congreso Eucaristico, en 1934; algo así como: "No se envanezcan porque el Congreso fue un inmenso triunfo, aquí puede venir una persecución corno la de Espana, sino peor").

Don Orione fue un verdadero profeta del siglo XX, no tanto por sus "predicciones" (que algunas hizo, claro) sino por su capacidad de leer los signos y tendencias de los tiempos, de la historia.
En este sentido vale recordar aquel escrito que senalaba:
"Mientras haya làgrimas y esclavos en la tierra, Cristo vuelve, siempre volverà; volverà a dar plena libertad a su Iglesia. Volverà triunfalmente, en brazos del pueblo, sobre un trono de corazones. Cuando parezca que el pueblo ha sido definitivamente arrebatado a Dios, entonces despertará como un hombre fuerte y comprenderà que sólo Cristo es su vida y su felicidad, y con voz potente y angustiosa invocará al Senior, el Dios de la misericordia. (...) Es imposible vivir en medio del odio, y Jesús esta preparando un gran cambio. Y la hora se acerca ya: todo lo está anunciando. La victoria final sera siempre de Dios; y el triunfo de Dios - como Salvador y Padre que es - sera un momento grandioso de misericordia universal."

O aquél otro que escribió para la Pascua de 1936, desde la Argentina:

"Cristo viene trayendo a la Iglesia en su corazón, y en sus manos las làgrimas y la sangre de los pobres: la causa de los afligidos, los oprimidos, las viudas, los huérfanos, los humildes, los marginados. Y detrás suyo se abren nuevos cielos: es como la aurora del triunfo de Dios. Son pueblos nuevos, nuevas conquistas; es todo un triunfo jamás visto de la caridad grande y universal, pues la vittoria final es suya, de Cristo, y Cristo vence en la caridad y la misericordia. EI futuro le pertenece a El, a Cristo, Rey invencible; Verbo divino que regenera; Camino de toda grandeza moral, Vida y fuente viva de amor, de progreso, de libertad y de paz."

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